Astrofotografía en Verdadero Color🌈
El verdadero
color en astronomía es un problema muy subjetivo que se basa en la sensibilidad
de cada persona a las diferentes longitudes de onda de la luz. En ocasiones
surgen discusiones (durante una sesión de observación), sobre el color de una
nebulosa u otro objeto celeste.
Esto se debe a las diferencias que existen en la sensibilidad óptica del ojo humano en las personas, en los diferentes tratamientos ópticos de las lentes o espejos que cambian el color del objeto observado e incluso, en la experiencia que tenga el observador para distinguir tonalidades o detalles.
Esto se debe a las diferencias que existen en la sensibilidad óptica del ojo humano en las personas, en los diferentes tratamientos ópticos de las lentes o espejos que cambian el color del objeto observado e incluso, en la experiencia que tenga el observador para distinguir tonalidades o detalles.
En cuanto a
astrofotografía, un sensor CCD/CMOS es mucho más sensible que el ojo humano y
nos permite realizar exposiciones de larga duración. Si comparamos nuestro ojo
con un equipo fotográfico estas serían las características:
- Somos capaces de abarcar 180°
en horizontal y algo menos en vertical. Al disponer de un campo visual tan
extenso, debemos resignarnos a obtener foco en una pequeña parte de él.
- Estudios sobre la física del cuerpo humano fijan
la distancia focal de nuestro ojo entre 22-24mm.
- La relación focal de nuestro ojo es variable gracias
a la adaptación de los niveles de iluminación. Se estima que nuestra
pupila expuesta a luz intensa tiene un diámetro alrededor de los 3mm y en
condiciones de oscuridad, con el ojo perfectamente aclimatado a la ausencia de
luz, es de alrededor 7mm en sujetos jóvenes. Esto se traduce en una relación
focal entre f7,66 a f3,28.
- La sensibilidad es posiblemente el punto más
fuerte. Nuestro órgano tiene una capacidad muy superior a los diferentes rangos
de iluminación (rango dinámico), del mismo modo el nivel de contraste es muy
superior a un sensor fotoeléctrico. Se estima que nuestro ojo tiene un ISO de
entre 100 y 60000.
- El tiempo de exposición, aunque se trate de una
consideración del entorno fotográfico, se mide en relción a cuanto tardan las señales
eléctricas en llegar al cerebro desde nervio óptico. El tiempo que demora en
llegar las señales parece ser muy constante y se estima que es de una centésima
de segundo.
- El tamaño de nuestro sensor natural es diferente
en cada sujeto, varios cientos de megapíxeles, pero si que coincide con el
porcentaje de células dedicadas a diferentes cometidos. Disponemos de un 7% de
células capaces de separar los colores (conos), estas células son poco
sensibles a la luz y nos dotan de la visión fotópica (diurna). El 93% restante
se encarga en situaciones de baja luminosidad (bastones) y tienen una
sensibilidad excepcional pero únicamente en tonos azul oscuro. Son las que nos
permiten ver durante la noche (visión escotópica).
Todas estas
características hacen de este órgano una magnifica creación de la naturaleza
que supera en gran medida muchas de las características logradas en sensores
fotoeléctricos.
- Podemos realizar tiempos de exposición a nuestro
gusto, esto permite sumar luz y captar aquellos detalles muy débiles en objetos
celestes.
- Existe una gran variedad de sensores con
distintas resoluciones (número y tamaño de pixel) que permiten resolver
detalles de pequeño tamaño angular.
- Aunque uno de los problemas en sensor fotoeléctrico
es el ruido generado térmicamente, disponemos de técnicas para mitigarlo (procesado
de datos).
- La sensibilidad ISO disponible en algunos
sensores es muy superior a la que teóricamente tiene nuestro ojo. Esto permite
obtener más información en menos tiempo.
Ahora bien, aunque
el ojo y los sensores tengan las características anteriores, ¿cuál es la
eficiencia con la que tratan la luz?
Como se ha
indicado más arriba, nuestro órgano cuenta con dos tipos de células (conos y bastones) cuya proporción es muy diferente. Por un lado solo contamos con
alrededor de un 7 % de conos (visión diurna y detalles en color) que ocupan no más
de 5°
de radio desde el centro del ojo. El resto está cubierto por bastones para la visión nocturna y que perciben en tonos cercanos al gris. Hay que tener
en cuenta la existencia de un punto ciego ubicado a 15° del centro óptico (en el sentido
de cada oreja). Este punto ciego es el lugar donde se encuentra el nervio óptico.
En relación a
la sensibilidad espectral de nuestro ojo, solo disponemos de un 2% de conos para
percibir el color azul, por lo que el pico espectral de nuestro ojo está cerca
de los 530nm en la zona verde. Si bien, la señal de cada color enviada al
cerebro es modificada para aumentar la señal azul. El ojo es insensible a
longitudes de onda infrarroja.
Por su parte
el sensor fotoeléctrico tiene una mayor rango de sensibilidad que el ojo
humano, es capaz de llegar al infrarrojo e incluso detectar longitudes de azul
mucho más energéticas. Si bien el mayor pico de sensibilidad se da en el canal
rojo.
Por lo tanto, ¿cuál
es la diferencias que encontraríamos al realizar una fotografía emulando la
configuración óptica de nuestro ojo y utilizando un sensor fotoeléctrico estándar?
- La imagen creada con el sensor es más rojiza que
la imagen creada en nuestro cerebro por el ojo.
-
La resolución de nuestro ojo permite mayor
detalle que los sensores actuales.
- Detalles pertenecientes al espectro infrarrojo aparecen
en la imagen del sensor. Estos detalles son invisibles a nuestra visión. Por lo
que todo añadido infrarrojo detectado por el sensor se considera color falso.
Todas estas
diferencias se pueden solucionar por diferentes métodos. El primero y más sencillo
es utilizar un filtro que bloquee las longitudes de onda invisibles al ojo
humano, este filtro viene de serie en cámaras tipo réflex por este motivo. En
cuanto al balance de color, existen catálogos de estrellas del tipo espectral
G2V (igual que nuestro Sol) con las que podemos ajustar la proporción de cada
color hasta conseguir que estas estrellas queden capturadas como blancas.
En conclusión,
conseguir color verdadero en astrografía es muy interesante desde el punto de
vista científico para determinar cómo sería la visión de los objetos celestes desde
nuestros ojos, pero sin olvidar que lo más importante la obtención de detalles
(muchos de ellos conseguidos en frecuencias infrarrojas). Al final el procesado
es una forma de arte, y en ocasiones va en pro de los
detalles y en ocasiones en pro de conseguir una imagen agradable y vistosa.
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